Parece que la tarde estaba siendo aburrida y tal era la situación, que esta chica se puso a leer para pasar el rato. No suele hacerlo, pero tenía que matar el tiempo con algo… aunque a los pocos minutos, tuvo otra cosa mejor que hacer. Y es que por el salón apareció su chico con su pollón más duro que una piedra y se lo puso delante de sus narices, tentándola y convenciéndola para que le regalase unas buenas mamadas caseras que acabaron con una brutal corrida en su boca.