Una de sus mejores amigas le comentó que había descubierto un glory hole en un sexshop y tras contárselo, esta rubia fue corriendo para ver si era cierto. Tras preguntar donde estaba, acabó por verlo y esperó ansiosa a que un buen rabo saliese de aquel agujero. Y cuando lo que vio fue el pollón de un negro, se volvió loca y no tardó en sacarle brillo, antes de disfrutarlo hasta el fondo de su coño.