No sabía que su mejor amigo pudiese tener a semejante diosa como madre, una cuarentona con un cuerpazo brutal y unas tetas que quitan el sentido. Pero lo mejor de la madura no era eso, sino lo zorra que es ya que durante todo el día, se pasó insinuándose y buscándole para follar. Pero decidió esperar a la noche, con su hijo dormido, para ir a por ese jovencito y disfrutar de su rabo en un polvazo casero juntos.