Necesitaba un sitio donde pasar el fin de semana y al final, esta rubia tatuada consiguió que un amigo le dejase usar su piso. Primero se lo enseñó y la jovencita se quedó flipando con la decoración, mientras él se fijaba más bien en los dibujos de su piel y en su cuerpazo. Acabó en la cama sonriéndole y quedó claro que entre los dos acabaría pasando algo. Y es que para agradecerle el favor por dejarle dormir en su casa, la chica se comió su polla y terminó sin bragas follando duro con él, gozando de sexo y terminando con la lefa del chico en toda su carita.