Aunque esa cara de chica tímida y algo pija pueda indicar lo contrario, lo cierto es que esta rubia es una zorra de cuidado. Empieza a lanzarle miraditas a su chico y pronto, consigue que se le ponga dura como una piedra. Es entonces cuando se pone de rodillas y tras desnudarse, se pasa un buen rato dándole mamadas a ese pollón, al que saca brillo hasta lograr que se corra en toda su cara.