Para pagarse la universidad, esta jovencita ha buscado trabajo como asistenta y un ricachón terminó por contratarla. Ella se ha fijado que el hombre vive de lo más estresado con su negocio, así que una tarde decidió relajarle y conseguir que se olvidase de todos sus problemas. Lo hizo en el sofá del salón, donde empezó a meterle mano para ponerle cachondo, hasta terminar dejándole meterle el rabo y gozando de una buena follada casera.