La noche fue un desmadre y como no, el local se llenó de borrachas que en seguida, se lanzaron a por los strippers. Los tipos se pusieron las botas y sin duda, disfrutaron más con las mamadas de esas desconocidos y los polvos que les metieron en plena pista de baile, que con lo que les acabaron pagando por su show. Aunque alguna que otra prefirió enrollarse con una amiga y experimentar sexo lésbico, aunque al día siguiente no se acordaron de nada de lo ocurrido.