Tras pedir el divorcio, esta madurita no quiso ser de esas que acaban amargadas y tristes, así que decidió ir a visitar a su joven sobrino para que le alegrase la tarde con una buena charla o saliendo a tomar algo. Pero al final y tras un rato a solas, a la milf se le ocurrió una idea mejor para olvidar a su ex-marido, quitándose la ropa y poniendo al chaval muy cachondo, tanto que no tardó en follárselo y en pedirle una buena enculada en el sofá.