Ya hace mucho tiempo que tuvo su último encuentro sexual y la gordita había perdido la esperanza. De hecho se había descuidado y ahora andaba sin depilar, con su coño peludo a la espera de que alguien quisiese probarlo. Pero al fin su suerte cambió, ya que estando de compras un chico se fijó en ella y no dudó en acompañarla a su casa. Una vez allí, la obesa se lanzó como una desesperada sobre su rabo y terminó gozando de una buena follada que necesitaba como el comer.