A la rusa Ariel Temple le encantó la sorpresa que le tenía reservada su chico. El chaval había alquilado un pequeño yate y con él, salieron a alta mar a disfrutar de la brisa marina y las vistas. Pero cuando ya estuvieron bastante lejos de la vista de cualquiera, decidieron parar los motores y disfrutar del sexo juntos. De hecho, la jovencita pronto le pidió sexo anal y en medio del mar, acabó gimiendo como nunca mientras le habría el ojete.